El salón de actos del Convento de las Monjas Concepcionistas de Vejer ha acogido como en otras ocasiones especiales una sesión plenaria que unió a la mayoría de los miembros que componían la Corporación local de 1981 y a la actual de 2011, en lo que pretendía ser "un alegato a la libertad y a la democracia", ya que se conmemoraba el 30 aniversario del frustrado golpe de Estado del 23 de febrero.
En la sesión, que estuvo copresidida por el alcalde de entonces, Antonio Morillo Crespo y el actual, Antonio Jesús Verdú, se conocieron los mensajes de cada uno de los portavoces políticos.
Una de las más interesantes, por su contenido, fue la explicación de Antonio Morillo Crespo, quien por aquel entonces era diputado nacional por la Unión de Centro democrático (UCD) y que vivió en primera persona la entrada del teniente coronel Antonio Tejero Molina al interior del Congreso de los Diputados a las 18:23 horas del 23 de febrero de 1981.
Así, recordó como anécdota aquel momento en el que pidió permiso para acudir al baño y un cabo d la Guardia Civil, que llevaba un tiempo observándolo, le dijo a un compañero suyo "éste es para mí", lo que le hizo pensar lo peor.
En el aseo el agente de la Benemérita le dijo que había estado en Vejer destinado y que muchas veces acudió a su farmacia por medicinas y él se las había ofrecido al no contar por entonces los agentes con Seguridad Social. Fue todo un alivio, expuso Morillo.
Fuente: Diario de Cádiz
En la sesión, que estuvo copresidida por el alcalde de entonces, Antonio Morillo Crespo y el actual, Antonio Jesús Verdú, se conocieron los mensajes de cada uno de los portavoces políticos.
Una de las más interesantes, por su contenido, fue la explicación de Antonio Morillo Crespo, quien por aquel entonces era diputado nacional por la Unión de Centro democrático (UCD) y que vivió en primera persona la entrada del teniente coronel Antonio Tejero Molina al interior del Congreso de los Diputados a las 18:23 horas del 23 de febrero de 1981.
Así, recordó como anécdota aquel momento en el que pidió permiso para acudir al baño y un cabo d la Guardia Civil, que llevaba un tiempo observándolo, le dijo a un compañero suyo "éste es para mí", lo que le hizo pensar lo peor.
En el aseo el agente de la Benemérita le dijo que había estado en Vejer destinado y que muchas veces acudió a su farmacia por medicinas y él se las había ofrecido al no contar por entonces los agentes con Seguridad Social. Fue todo un alivio, expuso Morillo.
Fuente: Diario de Cádiz
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