"No nos lo creemos aún, estamos hechos polvo. Queremos que la investigación llegue hasta el final y se haga justicia". Son las palabras de Alberto Villegas, uno de los tíos de la pequeña María Esther J. V., la niña de 13 años desaparecida desde el pasado miércoles y encontrada muerta ayer en una piscina a las afueras de Arriate (Málaga). Alberto vive en Paterna de Rivera, de donde eran naturales la menor y su madre. De hecho la pequeña estudió algún curso de Primaria en un colegio de la localidad y la visitaba con frecuencia, la última vez hace mes y medio.
Hoy el pueblo se ha echado a la calle convocados por el Ayuntamiento, que ha decretado dos días de luto al igual que el municipio gaditano de Alcalá de los Gazules, de donde es natural el padre de la menor y donde aún viven algunos familiares. En ambos ayuntamientos la bandera ondea a media asta en señal de luto.
Paterna ha colgado el bando con la convocatoria en las calles del municipio a las 11.30 horas y a las 13.00 horas, unas doscientas personas se han congregado frente a la Casa Consistorial para solidarizarse con la familia y en señal de repulsa de lo que podría ser un asesinato, por los golpes que la menor presentaba en la cabeza. Asimismo, han pedido que en este caso se aplique la cadena perpetua. El Ayuntamiento estudia realizar otro tipo de actividades para mostrar el malestar de sus vecinos.
Una muerte violenta
Fuentes cercanas al caso han indicado además, que podría tratarse de una muerte violenta lo que alimenta aún más los rumores entre los gaditanos, conmocionados también por la noticia. El cadáver, que yacía en el interior de la caseta, sobre el suelo, fue encontrado sobre las 19.30 horas por un bombero, que iba acompañado por agentes de la Guardia Civil, con golpes en la cabeza.
La Guardia Civil, la Policía Local y el Consorcio Provincial de Bomberos (CPB) activaron ayer un dispositivo especial de búsqueda por los cortijos y alrededores para encontrar a la niña, que fue vista por última vez sobre las 21.30 horas del miércoles después de pedir un vaso de agua en un bar del municipio.
Amigos de la joven realizaron una batida conjunta por los alrededores del municipio, concretamente en un vertedero, en un descampado cercano, en el que existe una zanja, así como en una casa abandonada, lugares que la joven solía frecuentar, sin obtener ningún resultado. Los cuerpos que formaban el dispositivo de búsqueda hablaron con los amigos de la joven y analizaron el ordenador personal de una vecina, desde donde se conectaba, así como sus distintas cuentas en redes sociales.
Fuente: La Voz de Cádiz
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